Crónica: BAFICI.
La vida siempre da revancha. Sábado 29 de abril. El mejor día para levantarse relativamente tarde, pero no tanto para disfrutar de la mañana, por irrelevante que suene. Tenía que ir a una prueba de vóley temprano, por lo que el día anterior había sacado en el Gaumont la entrada para el BAFICI con tiempo de sobra para poder llegar a la función. El Gaumont, mi casa de las películas nacionales desde que tengo uso de razón. Siempre fuimos mi mamá, yo y media mitad del PAMI, cosa que me encanta porque creen que con la edad y experiencia se vuelven completamente inimputables y chusmean a viva voz, lo cual las vuelve muy graciosas (la mayoría de las veces). El Gaumont arquitectónicamente hablando es una reliquia; los asientos son los mismos que los del teatro, lo cual en mi caso es una buena noticia porque si es demasiado cómodo me quedo dormida. Sus pisos y escaleras tienen una estética para nada comparada con un cine de shopping, mucho beige y mármol, no un blanco de Hospital de Clínicas co